La última encuesta de Sondaxe, publicada en el ecuador del actual mandato municipal, confirma de manera inequívoca una tendencia política que ya comenzaba a delinearse en los comicios autonómicos: el Bloque Nacionalista Galego (BNG) es la única formación con un crecimiento sostenido y relevante en las principales ciudades de Galicia. Esta expansión tiene lugar en un contexto de progresiva reorganización del espacio político urbano, donde el PSOE conserva varias alcaldías clave, pero muestra claros signos de agotamiento, mientras que el Partido Popular, a pesar de mejorar sus cifras en estimación de voto, evidencia dificultades estructurales para convertir ese avance en nuevas mayorías de gobierno. La política urbana gallega vive un proceso de redefinición, en el que los márgenes se estrechan y las posiciones de poder se vuelven más disputadas.
Crecimiento del BNG: cinco ediles más y consolidación territorial
El BNG logra sumar un concejal adicional en cinco de las siete ciudades analizadas: A Coruña, Vigo, Ourense, Lugo y Santiago. Solo en Pontevedra mantiene su resultado previo, donde Miguel Anxo Fernández Lores, uno de los referentes históricos del municipalismo gallego, se encamina hacia un nuevo mandato sin apenas desgaste y con un nivel de aprobación sostenido. Este crecimiento generalizado del Bloque responde a tres pilares fundamentales: la altísima fidelidad de su base electoral, el reconocimiento positivo a su gestión donde gobierna y el fortalecimiento de su rol como oposición constructiva y creíble en aquellos lugares donde aún no encabeza el ejecutivo local. La combinación de eficacia institucional y proyección política está generando un efecto de arrastre en el electorado urbano.
En Santiago, Goretti Sanmartín no solo refuerza su posición como alcaldesa, sino que amplía su ventaja frente a PSOE y CA gracias la opinión positiva que genera su gestión al frente del gobierno local. En Lugo, el liderazgo de Rubén Arroxo se consolida como una alternativa sólida, con expectativas reales de disputar la alcaldía al PSdeG. En Ourense, el BNG se erige como la principal referencia progresista, superando en votos al PSOE y empatando en número de concejales. En las grandes urbes de Vigo y A Coruña, aunque el PSOE aún domina, el Bloque acorta distancias y fortalece su capacidad para condicionar la gobernabilidad. El avance del BNG no es coyuntural, sino resultado de una acumulación sostenida de capital político.
El PSOE se aleja del centro del tablero
El PSdeG lograría conservar sin mayor problema las alcaldías de Vigo, A Coruña pero su estabilidad se ve comprometida por el debilitamiento de su marca y la concentración de voto en los dos grandes partidos gallegos: PP y BNG. La mayoría absoluta de Abel Caballero en Vigo se mantiene con un leve desgaste, apoyada en una fidelidad electoral excepcional, aunque con riesgo de desmovilización. En Lugo, sin embargo, la competencia entre tres fuerzas —BNG, PP y PSOE— genera un escenario abierto y altamente competitivo. Elena Candia sufre de un techo electoral consolidado en Lugo, aunque de crecer sensiblemente podría conseguir la alcaldía. Otro escenario que supondría la gran novedad de 2027 es el gran empuje de Ruben Arroxo quien se sitúa a pocas décimas del sorpasso al PSOE, dándole a los nacionalistas la posibilidad de sumar una gran urbe, tras Pontevedra y Santiago. El PSOE se mantiene estable a pesar de haber sufrido la marcha de Lara Méndez al Parlamento y el trágico fallecimiento de Paula Alvarellos.
Concentración de voto y perdida de relevancia de candidaturas menores
La encuesta de Sondaxe revela una tendencia clara hacia la concentración del voto en torno a las dos grandes formaciones —BNG, PP – y en menor medida al PSOE, en detrimento de las opciones más pequeñas y fragmentadas (Ciudadanos, Mareas o Vox). Las candidaturas de la izquierda alternativa, como las mareas locales o los proyectos vinculados a Podemos y Sumar, se encuentran en franco retroceso. El BNG, en este contexto, se convierte en el principal vehículo de representación de las clases medias urbanas progresistas, tanto desde el poder municipal como desde una oposición articulada y coherente. Salvo excepciones muy puntuales, como la ajustada permanencia de Compostela Aberta, la mayoría de estas plataformas están abocadas a su desaparición o a una irrelevancia política progresiva. Este fenómeno de concentración implica una simplificación del sistema de partidos locales, pero también una clarificación del tablero político gallego, en el que PP y BNG compiten por la hegemonía.
El PP alcanza su techo electoral urbano y se estanca como fuerza de oposición
Pese a experimentar avances en intención de voto en la mayoría de las ciudades, el Partido Popular no logra transformar ese crecimiento en presencia institucional efectiva. La única excepción es Ferrol, donde José Manuel Rey Varela refuerza su mayoría absoluta gracias a una combinación de liderazgo político, ejecución técnica y visibilidad institucional. En el resto del mapa urbano, sin embargo, el PP se encuentra con un techo difícil de superar. En Lugo, se queda a un concejal de la mayoría; en Santiago, A Coruña y Pontevedra, no logra traducir su aumento porcentual en representación decisiva. En Ourense, incluso retrocede, lo que refleja su incapacidad para articular una alternativa consistente frente al fenómeno Jácome.
El PP tiene una base electoral sólida y disciplinada, pero carece de la flexibilidad y de los socios necesarios para ampliar su influencia más allá de su núcleo duro. La falta de opciones de coalición viables y la debilidad de sus liderazgos locales en comparación con las figuras emergentes del BNG lo condenan a un crecimiento que, en términos prácticos, resulta estéril. La encuesta confirma lo que muchas señales previas ya indicaban: el Partido Popular ha alcanzado un techo electoral en la Galicia urbana que limita seriamente sus perspectivas de poder institucional. El reto para el PP no es solo crecer en votos, sino hacerlo de una manera que le permita gobernar, y ese reto sigue sin resolverse.
Horizonte 2027: un nuevo ciclo urbano marcado por la polarización nacionalismo-derecha
A dos años de las elecciones municipales de 2027, el panorama político gallego urbano se reconfigura hacia una pugna central entre el BNG y el PP, con un PSOE que conserva algunas plazas pero pierde centralidad estratégica. La lógica de bloques comienza a imponerse con más nitidez en el ámbito local, y el electorado parece moverse hacia opciones que combinan claridad ideológica, experiencia de gestión y capacidad de propuesta.
El éxito de populares y nacionalistas en las elecciones municipales condicionarán sin duda alguna la política autonómica, cuyas elecciones se celebran unos meses después. Los éxitos y errores de las tres principales fuerzas del país serán decisivos en unas elecciones autonómicas que se prevén, también, muy abiertas.