Galicia es un territorio extraordinariamente rico en vientos, ríos y kilómetros de costa. Dicho de otra manera, es una región que tiene todo para ganar en un momento histórico en el que las fuentes de energía renovables y la transición verde son clave para el desarrollo económico de cualquier país. No obstante, la Xunta se encuentra en medio de un panorama energético complejo, paralizado y con numerosos desafíos judiciales sobre la mesa desde hace años.
En la última década la estratégica eólica gallega se ha visto envuelta en un ciclo de aprobaciones apresuradas y litigios que han estancado el desarrollo de proyectos cruciales para la comunidad. En este sentido los planteamientos alternativos pueden ser una respuesta adecuada y alineada con los objetivos de desarrollo sostenible y proyectos de futuro, donde la energía producida en Galicia no sólo cumpla con los criterios medioambientales sino que también esté al servicio de la mejora de la calidad de vida de sus habitantes y contribuya al desarrollo económico local.
Es en este contexto que la principal fuerza de la oposición, el BNG, viene proponiendo alternativas y un plan a medio plazo que conviene analizar.
La política eólica del PP, además de sufrir constantes reveses judiciales, ha beneficiado principalmente a grandes empresas y fondos de inversión, dejando escasos beneficios en el territorio gallego.
Los nacionalistas hacen valer un sistema energético sostenible y en beneficio de la comunidad centrado en la creación de una tarifa eléctrica propia y la formación de una empresa pública de energía. Según Noa Presas, diputada del BNG, esta empresa se encargaría de gestionar los recursos energéticos de Galicia, asegurando que los beneficios de la producción energética se queden en la región y contribuyan al desarrollo local .
Esto supondría una primera novedad respecto al modelo energético impulsado por los populares, que ha sufrido numerosos contratiempos judiciales. Recientemente, el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia (TSXG) ordenó la suspensión de las obras de otro parque eólico – esta vez en Moraña – donde se encontraron vestigios arqueológicos de valor histórico. Esta situación no es nueva y ha puesto de manifiesto cierta torpeza por parte de la Xunta en relación a los criterios ambientales en juego y la protección del patrimonio, en gran medida resultantes de la falta de diligencia en los estudios previos .
Los nacionalistas abogan por la reversión de las concesiones hidroeléctricas. Este enfoque permitiría a Galicia tener una mayor autonomía sobre sus recursos naturales y fomentar la creación de empleo y la fijación de población en áreas rurales, especialmente en zonas con una gran potencia hidráulica como Ourense. En contraste, la política eólica del PP gestionada a través de empresas parcialmente participadas por la Xunta ha beneficiado principalmente a grandes empresas y fondos de inversión, dejando escasos beneficios en el territorio gallego.
Otro punto de discrepancia es la creación de comunidades energéticas. Estas comunidades permitirían a familias y empresas reducir su factura de luz a través de la generación y consumo de energía local y renovable. Esta medida no solo busca abaratar costes, sino también promover una mayor participación ciudadana en la gestión de la energía.
Para evitar las dificultades que históricamente están teniendo los proyectos eólicos en el ámbito judicial, es urgente someter proyectos eólicos a una tramitación ambiental más rigurosa debido a la fragmentación de los proyectos para eludir evaluaciones exhaustivas. Para ello, los nacionalistas proponen incluir una mayor planificación y coordinación entre la Xunta y el Estado, algo que se ha demostrado como esencial para evitar el caos y la inseguridad jurídica que ha venido caracterizando la política actual de la Xunta. En esta línea, la senadora nacionalista Carme Da Silva ha conseguido el compromiso de la Ministra de Transición Ecológica para someter los proyectos eólicos a una tramitación ambiental más rigurosa evitándole a futuro al gobierno de la Comunidad tener que enfrentarse a nuevas causas judiciales.
Galicia necesita que las buenas ideas que emanan de las fuerzas parlamentarias sean tenidas en cuenta por el Gobierno. El talento y las buenas ideas nunca sobran y de la Xunta depende su toma en consideración.
El modelo actual se revela así caduco y descoordinado además de no presentar beneficios tangibles para las comunidades locales. La propuesta alternativa del BNG parece plantear en esencia, devolver el control energético a Galicia, asegurando que la riqueza generada por los recursos naturales beneficie directamente a su población. Este modelo no solo puede ser más justo desde un punto de vista económico y social, sino también potencialmente más sostenible, respetando el medio ambiente y el patrimonio cultural.
La mayoría absoluta de los populares no incentiva la toma en consideración de las propuestas del principal partido de la oposición por oportunas que sean. No obstante, en aras de no perder el tren de la industrialización, el desarrollo sostenible y el crecimiento económico, Galicia necesita que las buenas ideas que emanan de las fuerzas parlamentarias sean tenidas en cuenta por el Gobierno. El talento y las buenas ideas nunca sobran y de la Xunta depende su toma en consideración.