En un giro inesperado que ha sacudido el panorama político gallego, el candidato del Partido Popular a la Xunta de Galicia, tras enfrentarse a un comienzo de campaña electoral marcado por errores y controversias, ha decidido renunciar a su participación en futuros debates. Esta decisión llega como un eco de desesperación después de una actuación cuestionable durante el debate organizado por la TVG el pasado lunes, donde el candidato apareció, según observadores, «desdibujado y febril«.
La estrategia de campaña del PPdeG ha experimentado un viraje drástico, posicionándose en una oposición constante contra Ana Pontón. Utilizando tácticas que han sido descritas por críticos como propias de la extrema derecha, el PP ha lanzado acusaciones contra Pontón, comparándola con ETA y criticando su supuesta intención de imponer el gallego en las escuelas. Estos movimientos recuerdan a la campaña de 2009, dirigida por el mismo Rueda, que aún resuena en la memoria de politólogos y periodistas como una de las campañas más negativas de la historia política reciente de España.
El desconcierto en el partido es tal que, consciente de la adversa repercusión de su desempeño en el reciente debate electoral, ha tomado medidas internas para gestionar las consecuencias. Según eldiario.es, la dirección del partido ha distribuido una circular interna entre sus cargos y afiliados con el fin de tranquilizar a cuadros y militantes. Este documento subraya la importancia de persistir en el ataque al Bloque Nacionalista Galego, liderado por Ana Pontón, intentando igualar su imagen a la de Bildu para desviar la atención del resultado del debate. También en Génova esta situación ha generado un clima de inquietud, y se reconoce en privado que la campaña es crítica y que «cada día se pierden votos»
Existe un clima de inquietud en Génova, donde se reconoce que la campaña es crítica y que «cada día se pierden votos».
La renuncia de Rueda a más debates, incluso después de las promesas de su directora de campaña, Paula Prado, de que el PP presentaría una figura alternativa en su lugar, ha levantado interrogantes sobre la cohesión interna del partido y su estrategia para enfrentar los desafíos electorales. Este cambio en la táctica de campaña denota de un reconocimiento implícito de las dificultades que enfrenta el PPdeG para conectar con el electorado en un momento crucial para la política gallega.
La decisión ha sido recibida con críticas por parte de la oposición, que ve en ella un intento de esquivar el escrutinio público y una falta de voluntad para debatir abiertamente las propuestas políticas. Mientras tanto, los seguidores del PP defienden la estrategia como una medida necesaria ante lo que consideran una campaña de difamación por parte de sus adversarios.
A medida que la campaña avanza, queda por ver cómo afectará esta táctica al panorama electoral gallego y si el PPdeG podrá recuperarse del que muchos consideran un arranque de campaña desastroso. Lo que es seguro es que este giro en los eventos añade una capa de incertidumbre a unas elecciones que ya se perfilaban como históricamente competidas.