La Corporación de Radio Televisión de Galicia fue el escenario de un vibrante debate electoral y de gran nivel. Planteado inicialmente como un debate a 5 en el que Alfonso Rueda se situaría en el “centro”, la habilidad de la oposición – particularmente de Ana Pontón – consiguió que durante las dos horas de emisión, el candidato popular se desdibujase en lo que se convirtió en una consecución de “cara a cara” entre él y Ana Pontón. Exactamente de lo que rehuían los estrategas del PPdeG.
[socialpoll id=»2930313″]
Ana Pontón, representando la alternativa a la actual gestión, ha sabido adoptar un tono decididamente presidencial y propositivo, marcando una distinción clara con respecto a los demás candidatos. Su capacidad para mantener un discurso enfocado en propuestas le ha hecho sobresalir durante todo el ejercicio, contraponiendo su modelo con el del presidente saliente.
Ana Pontón consiguió que durante las dos horas de emisión, el candidato popular se desdibujase en lo que se convirtió en una consecución de “cara a cara” entre él y Ana Pontón. Exactamente de lo que rehuían los estrategas del PPdeG.
Por otro lado, Alfonso Rueda apareció febril y dubitativo durante gran parte del debate. En un intento por recuperar terreno, Rueda incluso optó por una estrategia de confrontación directa contra Pontón, lo que paradójicamente lo situó en una posición más cercana a la de jefe de la oposición que a la de un presidente en ejercicio defendiendo su legado y propuestas para un nuevo mandato. El candidato popular se acercó más al ruido madrileño del que se empeña en diferenciarse que de la estabilidad y la tranquilidad que pretende representar.
El Partido Popular de Galicia, consciente de la adversa repercusión de su desempeño en el reciente debate electoral, ha tomado medidas internas para gestionar las consecuencias. Según eldiario.es, la dirección del partido ha distribuido una circular interna entre sus cargos y afiliados con el fin de tranquilizar a cuadros y militantes. Este documento subraya la importancia de persistir en el ataque al Bloque Nacionalista Galego, liderado por Ana Pontón, intentando igualar su imagen a la de Bildu para desviar la atención del resultado del debate. Este movimiento estratégico revela la ya indisimulada preocupación dentro del PP por el impacto negativo de la actuación de Alfonso Rueda frente a Pontón.
Los candidatos minoritarios, desde Besteiro hasta Isabel Faraldo, han demostrado una notable capacidad para mantener un debate de alta calidad, enfocado en los temas de relevancia para Galicia, asumiendo sin problemas su situación demoscópica. Su participación ha enriquecido el diálogo, abordando los tres grandes bloques temáticos propuestos con seriedad y profundidad.
Uno de los momentos más tensos y reveladores del debate fue cuando Pontón criticó a Rueda por su participación en una manifestación contra el gallego, un comentario que dejó al actual presidente en funciones sin palabras, marcando un prolongado silencio que habló más que cualquier respuesta.
Este debate no solo ha servido para esclarecer las posiciones de cada candidato respecto a los temas cruciales para Galicia, sino que también ha reforzado la percepción de que la elección se centra en una decisión entre Ana Pontón o Alfonso Rueda. La lideresa nacionalista emerge de este encuentro no solo como la voz de una alternativa, sino como una posible presidenta de la Xunta.
Las encuestas son favorables para el BNG y relativamente cómodas para el PP. En estas circunstancias un debate es más un riesgo que una oportunidad para los dos candidatos. Sin embargo, la candidata nacionalista ha sabido aprovecharlo a su favor mientras que Alfonso Rueda ha salido claramente debilitado de la experiencia. Así, un debate que partía como un trámite se ha convertido en un antes y un después de una campaña de alto voltaje.