Cataluña y el País Vasco son dos de las comunidades autónomas con mejores infraestructuras, mayor PIB per cápita y mayor salario medio. Es habitual referirse a ellas como los “motores” de España. Más allá de consideraciones históricas, hay razones políticas por las cuales estas dos regiones han conseguido siempre apostar por la mejora de su calidad de vida y riqueza. La presencia indispensable de fuerzas políticas nacionalistas en el Congreso de los Diputados, como el PNV, ERC, Junts o Bildu, ha permitido a Cataluña y al País Vasco obtener beneficiosos acuerdos con los gobiernos del Estado, cualquiera que fuera su color político. Han sido y siguen siendo a día de hoy formaciones esenciales, no solo para conformar acuerdos puntuales, sino que son socios estables de PP y PSOE. Estos acuerdos han resultado en beneficios y concesiones económicas que han fortalecido la autonomía fiscal y el desarrollo de estas comunidades autónomas en comparación con otras regiones, como Galicia.
Estos acuerdos han proporcionado a ambas comunidades una mayor autonomía financiera y una capacidad de gestión de recursos que les permite destinarlos a sus propias prioridades y necesidades.
Cataluña y el País Vasco han obtenido gracias a su representación nacionalista un mayor grado de autonomía fiscal. Bajo el acuerdo fiscal con Madrid, el País Vasco recauda la mayoría de sus impuestos, lo que le permite tener un mayor control sobre sus finanzas.
En el caso de Cataluña, en la revisión del último estatuto en 2006, se llegó a un acuerdo que aumentó la participación de la Generalitat en los impuestos del Estado, a cambio de renunciar a la capacidad de recaudarlos a través de la Agencia Tributaria Catalana. El Gobierno español se comprometió a invertir en Cataluña una cantidad equivalente al peso de su economía en el conjunto de España, lo que representa el 18,5% del PIB. Estos acuerdos han proporcionado a ambas comunidades una mayor autonomía financiera y una capacidad de gestión de recursos que les permite destinarlos a sus propias prioridades y necesidades.
Además de la autonomía fiscal, Cataluña y el País Vasco han logrado acuerdos específicos en materia de grandes infraestructuras e inversiones. Estos acuerdos se han alcanzado en negociaciones entre el Gobierno de España y los mencionados partidos vascos y catalanes, lo que los ha convertido en imprescindibles durante cinco años. El mismo fenómeno ocurrió durante el último mandato de Rajoy, las dos legislaturas de Zapatero y la primera legislatura de Aznar.
La autonomía fiscal y las competencias tributarias diferenciadas permiten a Cataluña y el País Vasco gestionar de manera más directa y eficiente sus recursos financieros, adaptándolos a las necesidades y prioridades específicas de sus respectivas comunidades. Esta diferenciación también se refleja en la capacidad de contar con cuerpos de policía propios, una mayor gestión de las instituciones provinciales y un mayor control sobre los organismos dependientes del Gobierno regional.
El escenario actual resalta la importancia de contar con un grupo político propio fuerte en el Congreso, capaz de influir en la agenda estatal y negociar en favor de Galicia.
Galicia, a pesar de ser tener el mismo reconocimiento y estatus que Cataluña y el País Vasco, está lejos de estas cuotas de autogestión de las que gozan estas dos comunidades. Sin embargo, a pesar de contar con un único diputado nacionalista, Néstor Rego, el BNG ha desempeñado ya un papel relevante en la representación política de Galicia en el Congreso de los Diputados, siendo indispensable su voto en muchas de las iniciativas legislativas e este período. Durante los últimos cuatro años, el partido ha trabajado en la defensa de los intereses gallegos y ha logrado algunos avances significativos. Entre los logros destacados se encuentran la reducción de peajes en la autopista AP-9 y mejoras en infraestructuras ferroviarias. Sin embargo, también se han enfrentado a obstáculos y desafíos debido al incumplimiento de acuerdos por parte de fuerzas estatales, lo que ha afectado la consecución de otros objetivos. Este escenario resalta la importancia de contar con un grupo político propio fuerte en el Congreso, capaz de influir en la agenda estatal y negociar en favor de Galicia.
Néstor Rego será nuevamente el cabeza de lista por la provincia de A Coruña con el objetivo de lograr un grupo parlamentario gallego «fuerte» que pueda influir en la agenda estatal y defender los intereses de la región, siguiendo la estela de Cataluña y el País Vasco.