El último barómetro de Sondaxe confirma una tendencia que ya se ha convertido en el relato político dominante en Galicia: el Bloque Nacionalista Galego es la única fuerza que crece de manera sostenida, sondeo tras sondeo, frente a un PPdeG que acusa el desgaste de la gestión y los episodios críticos del último año —como los devastadores incendios de agosto en Ourense—. En paralelo, el último barómetro mensual de 40dB (Grupo PRISA), fechado el 6 de octubre de 2025, introduce un dato histórico en clave gallega para unas elecciones generales: el BNG supera por primera vez al PP en intención de voto en Galicia. El estudio —firmado por Manuel Vilas López— sitúa al BNG en el 20,9 %, su mejor registro, mientras que el PPdeG cae al 16 % tras una caída continuada desde primavera (cuando rondaba el 31 % en Galicia). El PSOE es el partido con más intención de voto por segunda oleada consecutiva en este barómetro, moviéndose en torno al 21 % —muy por debajo del 28 % con el que empezó el año—, de modo que el BNG no solo firma su máximo histórico, sino que desplaza al PP al tercer puesto en la comunidad.
En el plano autonómico, el PPdeG cede dos puntos en estimación de voto y un diputado, quedándose en 39, apenas uno por encima de la barrera de la mayoría absoluta (38). El BNG, por su parte, también perdería un escaño, situándose en 24, pero lo haría mejorando en voto estimado respecto a las elecciones de 2024. Es decir, su tendencia sigue siendo ascendente, aunque el reparto provincial le penalice.

La fidelidad de voto refleja con claridad la fortaleza del BNG. Tanto populares como nacionalistas retendrían más del 80 % de sus votantes, mientras que los socialistas solo fidelizan al 66 %, con fugas significativas: un 11,4 % hacia el BNG y un 5,7 % hacia el PP.
El corte generacional marca un cambio profundo: el BNG es ya la primera fuerza entre los menores de 45 años, con un dominio claro en las franjas más jóvenes, mientras que el PPdeG se mantiene como la opción preferente de una Galicia envejecida. Esta brecha etaria dibuja dos realidades políticas que conviven, pero que anticipan un reequilibrio futuro en favor del nacionalismo.
En el detalle provincial, la pugna entre PP y BNG resulta especialmente ajustada en A Coruña y Ourense. En la primera, el último escaño se lo disputan ambos partidos, con un PP que baja tres puntos en estimación de voto. En Ourense, el juego se repite pero con los papeles invertidos: el PP está cerca de recuperar el asiento que ahora caería del lado del BNG.
La misma dinámica se reproduce en las elecciones generales que estima Sondaxe. Según el instituto, el PPdeG ganaría un diputado (14), pero lo haría perdiendo apoyo respecto a 2023 (del 43,5 % al 41,3 %). El PSdeG retrocedería con fuerza, cayendo del 29,8 % al 25,5 %. El BNG, en cambio, sumaría un escaño y escalaría del 9,5 % al 13,8 %, consolidando su espacio y protagonizando el mayor crecimiento relativo. Aquí es donde la fotografía de 40dB amplifica la narrativa: ese 20,9 % del BNG es más del doble del voto efectivo que obtuvo en las últimas generales; y la caída del PPdeG al 16 % en Galicia, aunque recuperable si activa a su electorado tradicional, supone un escenario inédito en el que el bloque conservador queda por detrás no solo del PSOE, sino también del BNG.
El barómetro de 40dB añade, además, el contexto del resto de fuerzas. Vox se desploma hasta el 6 % —su peor cifra del año en Galicia—, mientras Sumar logra su mejor marca del año (6 %) y Podemos cae por debajo del 1 %. Se Acabó la Fiesta apenas ronda el 1 % tras un debut sonoro en primavera (5 %). ¿Hacia dónde se va el voto que pierde el PPdeG? Fundamentalmente hacia el cajón de sastre de blanco/abstención/indecisos, que rebasa el 27 % y confirma una vez más que el voto oculto en Galicia es mayoritariamente conservador, sobre todo del PP. Por lo tanto, siendo muy malos resultados para los de Feijóo, los números de hoy serían recuperables, al menos en la autonomía, donde una parte de sus simpatizantes no se ha ido a Vox. Esto difiere de lo observado a nivel estatal, donde el 14 % de quienes votaron a Feijóo dice ahora que votaría a los de Abascal. En la serie nacional de 40dB, los conservadores tocaron techo en primavera (33 %) y desde entonces caen hasta el 30 %; su descenso en España es menor que en Galicia. Y el alza del ultranacionalismo español, evidente en el Estado, no se percibe con igual intensidad en la comunidad.
La explicación no está solo en las dinámicas de desgaste del PP y PSOE, sino también en la percepción ciudadana sobre el papel del BNG en Madrid. Con un solo diputado, los nacionalistas gallegos han logrado arrancar al Gobierno central concesiones de gran calado: rebajas en los peajes, avances en un tren de proximidad para Galicia, mejoras en el transporte por autobús y, sobre todo, frenar el macroproyecto de Altri en la Ulloa. Ese balance refuerza la imagen del BNG como una fuerza útil, capaz de transformar votos en resultados concretos. En paralelo, 40dB detecta trasvaseshacia el Bloque desde el espacio morado: cuando más bajan los morados, más suben los de Ana Pontón y Néstor Rego, y su estrategia de estar en primera línea de luchas sociales —Altri o la solidaridad con Palestina— les permite crecer en intención de voto sin que se produzca un desplome del PSOE.
La fotografía que dejan Sondaxe y 40dB es consistente y contundente. El PPdeG resiste todavía gracias a su fortaleza en el electorado mayor y rural, pero pierde apoyos en cada oleada; Vox no capitaliza esa sangría; Sumar mejora, pero en cifras modestas; y Podemos cae a la irrelevancia. El BNG no deja de subir, tanto en el Parlamento gallego como en las estimaciones para el Congreso, hasta el punto de encaramarse a primera fuerza en unas generales en Galiciasegún 40dB. El PSdeG, por su parte, mantiene el liderazgo en la serie de 40dB pero sigue lejos de los niveles de inicio de año y aparece poroso en fidelidad, según Sondaxe. Con todo, la tendencia central permanece: concentración del voto en BNG y PP, PP a la baja y BNG en ascenso sostenido.
La conclusión es clara: la inercia favorece al BNG. Si Sondaxe captura el fondo estructural —liderazgo entre menores de 45, fidelidad alta, disputas de último escaño en A Coruña y Ourense—, 40dB aporta el gesto histórico: un BNG que ya sería primera fuerza en unas generales en Galicia. El tablero se mueve y el nacionalismo gallego, hoy, no solo crece: lidera.









