Los gallegos, a través de sus instituciones y representantes políticos, han sido siempre sensibles al conflicto entre Palestina e Israel. Así lo demuestra nuestra historia reciente: el Parlamento aprobó por unanimidad una declaración institucional instando al Gobierno español a reconocer a Palestina como Estado soberano. Todos los grupos –incluido el PPdeG de Feijóo, quien entonces gobernaba– respaldaron aquella posición basada en la solución de dos Estados. Este inédito consenso provocó incluso una airada reacción de Israel: el embajador israelí en Madrid llegó a acusar a la cámara gallega de unirse a los “peores enemigos” de Israel. Pese a ello, en años siguientes el Parlamento gallego continuó conmemorando el éxodo palestino (Nakba) y reiterando su apoyo al reconocimiento de Palestina como Estado.
Avanzando hasta la actualidad, aquel frente común se ha resquebrajado en medio de la nueva ofensiva sobre Gaza, que cada vez más voces cualificadas califican abiertamente de “genocidio”. Solo el BNG – hoy segunda fuerza en el Hórreo y líder de la oposición – mantiene hoy una agenda activa de solidaridad con Palestina, desplegando iniciativas en todos los niveles –Parlamento gallego, Congreso de los Diputados y Parlamento Europeo– para denunciar la masacre y exigir acciones concretas. En cambio, el PSdeG ha respondido con marcada cautela, dejando esta cuestión en manos de Moncloa. Por su parte, el PPdeG ha alineado prácticamente con el discurso pro-israelí de su dirección en Madrid, rompiendo con aquella postura de 2014 y con la singularidad gallega de los Populares en la comunidad.
Los nacionalistas han sido de los primeros en hablar de genocidio, algo que hoy es ampliamente reconocido por casi todos, incluido el anterior alto representante en la UE, Josep Borrell o la actual vicepresidenta Teresa Ribera han ido evolucionando en ese sentido. Ya en los primeros días de la escalada, la portavoz nacional del Bloque, Ana Pontón, arremetió contra la “vergoñenta posición” de la Unión Europea ante las acciones del ejército israelí, que a su juicio equivalían en la práctica a un “xenocidio” contra el pueblo palestino. Pontón urgió a denunciar la situación límite en Gaza e instó a Bruselas a “trabajar por la paz y no por la guerra” en Oriente Próximo.
PPdeG y PSdeG llegaron a ir de la mano con una propuesta de resolución, pactada entre ambos, cuyo objetivo no era posicionarse ante Israel, sinó retratar al BNG. La resolución condenaba únicamente los ataques de Hamás, al negarse ambos partidos a incluir también una condena a la violencia ejercida por Israel. El Bloque había propuesto manifestar no solo la condena del terrorismo de Hamás sino también la de la agresión “durante décadas” contra el pueblo palestino por parte del Estado israelí. Ante la negativa a equilibrar el texto, el grupo del BNG optó por no respaldarlo, denunciando la “doble moral” de “condenar el terrorismo y mirar para otro lado en el sufrimiento del pueblo palestino”.
Meses después, con la guerra causando estragos en Gaza, el BNG promovió su propia iniciativa. El 22 de mayo de 2024 presentó una resolución para “condenar con la máxima firmeza la brutal ofensiva del Estado de Israel sobre Gaza”, detallando los bombardeos indiscriminados, el asesinato de miles de civiles inocentes, la destrucción de viviendas y hospitales, el bloqueo a la ayuda humanitaria y la utilización del hambre como arma de guerra. La propuesta del Bloque obtuvo el apoyo esta vez el apoyo del siempre imprevisible PSdeG, pero fue tumbada por la mayoría absoluta del PP, que votó en contra impidiendo que el Parlamento gallego alzase la voz contra la ofensiva israelí. En esa sesión, el portavoz popular llegó a relativizar el horror afirmando que si alguien “tiene claro quiénes son los buenos y los malos [en el conflicto], es que se lo explicaron mal”, declaración que ejemplifica la equidistancia promovida por el PP.
A nivel estatal, el único diputado del BNG en el Congreso, Néstor Rego, ha exigido medidas contundentes contra Israel que van mucho más allá de las declaraciones simbólicas. En mayo de 2025, durante la comparecencia del ministro de Exteriores José Manuel Albares, Rego reclamó al Gobierno una posición “contundente” ante Israel. El BNG instó a “condenar el genocidio del pueblo palestino” y “poner punto final al comercio, especialmente de armas, con la entidad sionista”, en palabras de Rego. Parte de estas demandas del BNG, lejos de caer en saco roto, han sido en parte asumidas hoy por Pedro Sánchez.
La eurodiputada del BNG Ana Miranda ha sido igualmente propositiva. En abril de 2024, Miranda abandonó la Delegación de Relaciones con Israel de la Eurocámara en señal de protesta, alegando que “No podemos ser cómplices de Israel en su masacre al pueblo palestino”. Desde Bruselas, Miranda ha alzado la voz contra la pasividad comunitaria: “A Unión Europea, coa súa inacción, é cómplice do xenocidio do pobo palestino”, denunció en una sesión plenaria en mayo de 2025. En aquel debate, la gallega recordó que más de 15.000 niños y 60.000 personas en total habían sido asesinadas por Israel hasta la fecha en Gaza, “e non houbo nin unha condena deste Parlamento. Nin sequera un minuto de silencio”, reprochó al resto de eurodiputados. El BNG en Europa ha exigido medidas concretas similares a las planteadas en Madrid: suspensión del acuerdo comercial UE-Israel y embargo de armas al régimen de Netanyahu. Incluso antes de la guerra de 2023, Miranda se había sumado a iniciativas internacionales como la campaña #JusticeForGaza, reclamando llevar a Netanyahu ante la Corte Penal Internacional por genocidio. Esta actividad incansable del Bloque en las instituciones –gallega, estatal y europea– evidencia que, hoy por hoy, es la única fuerza gallega que enarbola sin titubeos la bandera de Palestina y de los derechos humanos del pueblo palestino.
Conforme avanzó el conflicto y creció la alarma internacional por la catástrofe humanitaria en Gaza, el PSdeG fue acompañando la posición de su partido a nivel nacional, que viró gradualmente hacia posturas más críticas con Israel. Ya en noviembre de 2023, el propio Pedro Sánchez calificó de inaceptable el alto número de víctimas civiles palestinas y llegó a anunciar iniciativas como un embargo de armas a Israel. En sintonía, los socialistas gallegos endurecieron algo el tono, pero nunca por iniciativa propia. De hecho, el PSdeG evitó siempre sobrepasar las líneas marcadas por Ferraz. Cuando el BNG intentó enmendar iniciativas parlamentarias para incluir demandas más contundentes –como romper relaciones diplomáticas y comerciales con Israel, e implicar al Gobierno español en llevar a Netanyahu ante la justicia internacional– el grupo socialista rechazó incorporar tales exigencias.

Director xeral de Relacións Exteriores de la Xunta, Jesús Gamallo (derecha), reunido con Dan Poraz, embajador israelí en funciones, el 28 de mayo de 2025 en Santiago
La evolución del PPdeG en este asunto ha dado un giro de 180 grados con respecto a 2014. Bajo la presidencia de Alberto Núñez Feijóo, los populares gallegos respaldaron entonces el reconocimiento de Palestina, pero hoy la postura del PPdeG se identifica plenamente con la defensa de Israel, en línea con el discurso de la derecha española. El ejemplo más revelador se produjo el 28 de mayo de 2025, cuando la Xunta de Galicia (gobernada por el PP) recibió al embajador de Israel en funciones en España en pleno recrudecimiento de la ofensiva sobre Gaza. La visita diplomática de Dan Poraz –no anunciada en la agenda pública– fue desvelada a posteriori y generó una fuerte polémica política. Poraz no solo acudió al despacho del director de Relacións Exteriores de la Xunta, Jesús Gamallo, sino que también fue recibido discretamente en el Parlamento gallego por la vicepresidenta primera de la Cámara (la popular Elena Candia). Al trascender estos encuentros, el BNG presentó una queja formal y calificó de “indecente e inhumano” que mientras llegaban a diario “imaxes de limpeza étnica” desde Gaza, “o PP poña as institucións do pobo galego ao servizo do Estado sionista e terrorista de Israel”.
El contraste con 2014 no podría ser más marcado. Aquel año, con Feijóo al mando, el PPdeG no tuvo reparo en sumarse unánimemente al reconocimiento de Palestina como Estado, aun a costa de enfadar a la diplomacia israelí. Hoy, en cambio, los populares gallegos han abandonado por completo aquella bandera. En lugar de la solidaridad con el pueblo palestino que mostraron hace una década, el PPdeG ofrece sintonía y respaldo a Israel, incluso en sus actos más controvertidos. Esto deja a Galicia en una situación insólita: el Parlamento autonómico, que en otro tiempo hablaba con una sola voz en favor de Palestina, aparece ahora dividido y silenciado. Solo el BNG –fiel a la declaración institucional de 2014– sigue enarbolando la causa palestina, mientras PSdeG y PPdeG miran hacia Madrid (y Tel Aviv) antes de pronunciarse.









